La luna

Desde hace más de 25 años se venden parcelas en la luna. Incluso existen embajadas lunares (no sé si con pasaporte del cuerpo diplomático).

Si a eso le añadimos la cantidad de arquitectos, aparejadores, constructores, albañiles en cualquiera de sus especialidades que se han quedado en paro, ya lo tenemos. Hay que montar empresas que construyan en las parcelas. Y luego promotoras que vendan las casas. De ese modo los viajes que ahora son carísimos, bajarán de precio. Las parcelas, que ahora son baratísimas, subirán. Y daremos salida a un montón de parados, reflotaremos negocios en bancarrota, florecerán nuestros marchitos polígonos industriales, se venderán hormigoneras, camiones y coches para la luna a montones.

En la luna luego hay que montar centros comerciales, restaurantes, cines (todo para el ocio porque a la luna se va de ocio, no nos engañemos), gasolineras con túnel de lavado, instalaciones deportivas, zonas verdes (bueno, de esto no estoy muy segura), rutas guiadas en vehículo lunar apropiado, centros de culto de las diferentes religiones, panaderías, tiendas de comida preparada, centros médicos, hoteles y todo aquello que se vaya necesitando que será mucho.

Es que a veces no vemos más allá. Hay que abrirse a nuevas posibilidades.

Autor | Chus Vidal

Foto | Luz Adriana Villa A. en Flickr

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